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sábado, 6 de diciembre de 2008

Los dueños de la vereda


¡Yo, peatón!
Cada vez que salimos con Germán a pasear en su carrito es como estar en el Rally Dakar (anteriormente Rally Paris-Dakar). En donde el terreno es extremadamente dificultoso, atravesando barro, arena, rocas y vegetación.
A raíz de esto fue que me lancé a la calle con chico y carro y tomé nota de todos los obstáculos que se nos atravesaron en la vereda.
Saliendo de casa, ahisito nomás, pozo, baldosas flojas, baldosas rotas. Las cuatro cuadras que hice por Fragata Sarmiento hasta Gaona tienen las veredas rotas, con montañas de cascotes por arreglos “nunca” terminados. Además hay cada tanto una especie de cajones de madera, gigantes, llenos de escombros que dificulta aún más el paso. En realidad no hay paso, porque el 50% de la vereda está roto y en el otro 50% está ese cajón. En definitiva, en muchos lugares hay que bajar a la calle rodeando la fila de autos y circular sobre empedrado y por la mitad de la misma, con el posible peligro de ser atropellados por un vehículo.
Por otro lado un día de lluvia hay que ponerse las botas, los crampones y las garlochas [1] y con destreza magistral saltar obstáculos. Ojo, a mantener el estado físico, no vaya a ser cosa de morir en el intento.
Si hay algo que no me gusta es la poesía, pero cuando piso una baldosa floja un día de lluvia tienen que escuhar las puteadas que me mando, son un “puema”.
Volviendo al tema del rally, además del piloto del cochecito se necesita un copiloto. Alguien que te guíe con respecto a los obstáculos que se avecinan. Por ejemplo, yo manejo y Matías me haría de copiloto, sería algo así:
YO
Manejo el carro firmemente y en línea recta
MATIAS
En 2 minutos puesto ambulante a la izquierda, macetero a la derecha
YO
Retomo rumbo y dirección original
MATIAS
Al frente mesas y sillas de heladería, en 1 minuto y ½ puesto de diarios a la derecha. Bajada a la calle sin rampa, al frente. Esquina sin semáforo ni línea peatonal.
YO
Puteo 3 veces, pero avanzo
MATIAS
Al frente cerramiento de nylon en restaurante, mantener mismo rumbo ya que a la salida de este se encuetra puesto de flores.
En 2 puesto de T.V por cable seguido de uno de telefonía móvil. ¡CUIDADO, PELIGRO! Puesto de iglesia evangelista al frente
YO
No lo pude esquivar a tiempo, me como un folleto. ¡Puteo!
MATIAS
Bajada de acera con rampa, obstruída por boludo mal estacionado.
YO
Puteo
MATIAS
Advertencia de paso hasta tantos metros de altura
YO
Pregunto: ¿puente?
MATIAS
No, tienda de ropa que ha montado una especie de feria americana en la vereda y cuelgan prendas del toldo.
YO
Me enredo en unos pantalones que encima son espantosos. Puteo.
MATIAS
En 3 ½ tapiado de obra en construcción a la derecha, ocupa el 75%. A la misma altura pero de la mano derecha de la vereda, árbol, ocupa 15%.
YO
Perfecto me queda 10%
MATIAS
A 1m. De distancia se advierte que en restante 10% se encuentra algo y grita: CUIDADO UN SORETE.
YO
Me sujeto fuerte, piso el acelerador y encaro la suerte que nos toca.
¡Esto es una mierda!
Crónicas de un paseo por las callecitas de Buenos Aires

Pruebas fotográficas.

Comienzo del recorrido

Corralitos de madera llenos de cascotes

Vereda rota y vegetación copiosa de árbol podado

Tratando de cruzar un foso, luego nos tocará lidiar con la vegetación copiosa

Como podrán observar ciertas veredas están destuídas en el mismo lugar, gentileza de Edesur

¿Obreros trabajando? Pero... ¿y los carteles y/o identificación de la empresa a la que pertenecen? Ni siquiera un simple "Disculpe las molestias..."

Más adelante nos esperan a la derecha el corralito, no el de Cavallo, el de cascotes y a la izquierda más vereda rota.

En la esquina de Fragata Sarmiento y Franklin, este hermoso destrozo te da la bienvenida. ¿Cuántos años tendrá este bache? Tal vez ya sea monumento histórico de Caballito.

Otro de los males y no se si peor que un pozo. Al pozo lo ves, lo esquivás pero qué pasa si estos adefesios de madera se te caen en la cabeza. Miren bien la manera precaria en que está hecho, de sólo verlo da miedo. ¿quién responde ante un accidente de este tipo? ¿quién controla este tipo de cosas? O mejor dicho ¿quién fue coimeado para hacer la vista gorda?

Miren bien la rueda delantera del carrito, y si yo rompo una de las ruedas ¿quién me la paga? ¿y si me rompo una pata?

Otro adefesio, pero este es una especie de mecano, todo hecho en caños. Igualmente es un peligro y roba la mitad de la vereda.

Otro de los dueños de la vereda, el tapiado de la obra en construcción. Observen este, quita más de la mitad de la vereda y el poco espacio que quedá para circular está ocupado por un árbol.

Todos sabemos que esto no puede ser así y que hay organismos que tienen inspectores para relevar este tipo de infracciones, pero que lo único que hacen es engordar sus bolsillos con las coimas que gente tan inescrupulosa como ellos les ofrecen.
Y si no vean el caso de las obras en construcción en Caballito [2] que se vienieron abajo arrastrando consigo las casas linderas. Recordemos el incendio en el depósito clandestino [3] del local de cotillón [4] en Once, sin ir más lejos mientras hacía este post ocurría uno en el mismo barrio [5]
Pero... ¿Qué es lo peor que nos puede pasar cuando no se hacen las inspecciones correspondientes? Recordemos, hagamos memoria con este video [6].


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viernes, 5 de diciembre de 2008

26 de Noviembre - Día de la Independencia... de Germán

Jejeje! Llegó el día señores. Ya me vibran los oídos de tanto escuchar la frase: ¡Ahora si, agarrate! Y yo les pregunto: ¿acaso se olvidan de lo que era el chico cuando gateaba solamente?
El está feliz. Se le ve en la carita.




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miércoles, 3 de diciembre de 2008

Mis navidades: Recuerdo de infancia



Cuando era chica, entre los 6 y los 10 años más o menos, el 24 de diciembre era mi día preferido, el mejor de entre los 365. En Reyes y Día del Niño también había regalos, pero no la magía de Noche Buena. En Navidad hay cohetes, brindis, saludos, abrazos y mucha cursilería que en ese momento me gustaba pero con el correr de los años me empezó a molestar. Desde que uno se levantaba se respiraba algo especial en el ambiente, además de los olores provenientes de la cocina, que dicho sea de paso en mi casa se cocinaba como para un regimiento a caballo completo. Además desde que ponías un pie fuera de la cama podías escuchar ruido a “cuetes”, si cuetes, a nadie se lo ocurriría decir “voy a arrojar cohetes”. Hubiera sido víctima de interminables cargadas. La pirotecnia siempre me dio miedo, pero a mi hermano le encantaba y le sigue gustando. Mi mamá traía algo cuando hacía las compras de último momento en el centro de Lomas y aparecía con una bolsita llena de cañitas voladoras, estrellitas, vengalas y demás cosas que hacían a la vista algo agradable y de mucho colorido. Había que escucharlo a Diego diciendo: “Esto es una mierda, no hace nada de ruido” y ahí nomás salía con su bicicleta a recorrer los puestos piratas del barrio. Todavía recuerdo cuando le volamos el buzón a mi abuelo porque se lo llenamos de petardos. Que decepción nos llevabamos cuando llegaba el momento de encender “ese” el “temible” que era gigante y nos había costado una fortuna y no llegó ni hacer un cuarto de ruido de lo esperado. En ese momento queríamos ir y putear al hijo de puta del vendedor que nos había engañado vilmente. Con el correr de los años fuimos aprendiendo que no todo lo caro era bueno y a veces lo más berreta era mejor, “más ruidoso”.
El almuerzo consistía de sanguchitos, jugo y fruta. Algo rapidito y que no ensuciara nada. Mi mamá cocinaba desde temprano, para poder descansar a la hora de la siesta y levantarse fresquito para los últimos prepartivos, bañarse y emperifollarse para la gran ocasión. Además cuando caía el sol empezaban a venir los vecinos a saludar. En lo de mi vieja se comía y se sigue comiendo, primer plato, segundo plato, tercer plato, y la ensalada de frutas, infaltable, los confites y turrones, y para mi vieja si no hay pan dulce no es Navidad. Pero a mi el único Pan Dulce que me gusta es ese que viene cargadito de frutas secas, que sale una fortuna por cierto. Finalmente, a las doce, empiezan a volar los corchos de sidra y ¡pum!,al mismo tiempo que el descorchador de turno grita ¡guarda con los ojos!, o el famoso revolearle el corcho a la parejita que lleva diez años de novios y nunca ponen fecha o al soltero de siempre, y luego llegaba Papá Noel. Cuando llegué a mi adolescencia empecé a fastidiarme cuando a la familia se le ocurría reunirse en otro lado que no fuera mi casa, en mi barrio, donde si me divertía. Hoy en día tengo sentimientos muy raros para estas fechas. Una parte de mi quiere estar con la familia y por otro lado me encantaría quedarme con mi marido y mis hijos, tranquilita, en mi casa.



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