Se comenzó con el almuerzo de rigor, infaltable. Como llegamos tarde a mis papis les tocó comer solos; a papá no le importó mucho y como verán compensó la soledad con una copita de champaña. Cabe destacar que este tipo de líquidos espirituosos los aporta el abuelo Juan con su gran conocimiento en materia etílica y de esta deliciosa bebida.
Cuando se sirvió el postre -una rica mousse de chocolate- mamá repartió unos papelitos de colores a todos para que cada uno escribiera algo para mi.
Cuando me desperté estaba todo dispuesto para soplar las velitas y todos los festejados fuimos pasando de a uno.
Como soy muy chiquito soplé las velitas con ayuda de mamá y papá.
Y así paso un lindo domingo en familia.
Pero no me vine con las manos vacías ya que recibí muchos regalitos.
Y así paso un lindo domingo en familia.
Pero no me vine con las manos vacías ya que recibí muchos regalitos.
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