Ansiosa, impaciente, casacarrabias,
alegre. De un humor tan ácido como un limón Yo siempre digo que soy
una Doña Florinda porque creo que soy más que parecida.
Nací y fui criada en una familia en
donde las manifestaciones de amor no existían. Nada de abrazos, ni
besos, ni felicitaciones por algún logro. No se hablaba de algunas
cosas como de todo lo que sucedía en el país con la Dictadura
Militar. Las botas traían orden y eso estaba bien y aquel que era
llevado preso o secuestrado era porque “algo habría hecho”. Así
de chiquito era el interés por todo aquel que luchaba por la
libertad de un pueblo y la injusticia sufrida por muchos. En ese
ostracismo vivíamos mi hermano y yo, y la verdad es que mucha gente
no hablaba para afuera por miedo, por no interesarse en lo más
mínimo .... ¿Eso era lo que quería para mi en un futuro? ¿Qué
creciera, educara y viviera en el miedo? Que pena.
Tampoco se hablaba de sexo, era una
palabra que no existía en su vocabulario, siquiera cuando llegó el
momento de explicarme que era el periodo, relaciones, embarazo y
métodos anticonceptivos.
Sabiendo que no se habían cumplido con
todas esas cosas mi madre se espantó cuando quedé embarazada siendo
soltera -y eso que tenía ya 21 años, trabajaba y podía tener
buenos cuidados médicos- y al grito de ¿Qué van a decir los
vecinos? Me pidió que me fuera de casa y eso no es nada a lo que
sugirió antes.
Grave error el mío al pensar que
casándome con el que era el padre de mi bebé no estaría tan sola.
Tres años después desapareció y hoy día estoy lidiando con un
divorcio larguísmo.
Fui una niña introvertida, pero los
golpes que a uno le da la vida te forman carácter. Dicen que lo que
no te mata, te fortalece y así fue. Ocho años sola con mis hijas y
peleándola día a día para salir adelante.
En 2005 conozco a Maty y después de un
corto noviazgo formamos pareja, nos vamos de la casa de mi abuela
donde había vivido ocho años y uno con Maty. Nos mudamos de
provincia a la capital y yo dejo de trabajar para dedicarme por
completo a mis hijas. En 2007 buscamos a Germán para dicha de las
chicas que tanto querían un hermanito. A los cinco meses de embarazo
nos enteramos que es un niño, que felicidad. Juntos, los cuatro
elegimos el nombre, pero al poco tiempo esta felicidad se opaca con
el fallecimiento súbito de mi segunda hija a sus diez añitos nada
más.
Seguimos luchando y fui saliendo
adelante gracias a todo el apoyo y amor que tuve de Maty. Que les
puedo decir, que además de ser un poco gruñón es una persona
maravillosa y sin él no se si hubiera podido recuperarme y estar tan
bien como lo estoy hoy en día.
Con la llegada de Germán puedo vivir
la maternidad de una manera maravillosa, como no pude con mis hijas.
Él, día a día, se ocupa de darme alegría, amor y hacerme reír
con sus ocurrencias.
Hoy puedo decir que soy feliz, que amo
a mi familia y que valió la pena luchar a brazo partido aún cuando
sentía que ya no tenía más fuerzas.
Esta es mi vida. Esta soy yo.
Los 10 días de Maternidad comprometida está organizado por Soy Mamá Blog y cuenta con la destacada colaboración de mamás blogueras. Sigue nuestro proyecto en Facebook, Pinterest, and Twitter. Y, por supuesto, cada foto de la participante te lleva a su blog o cuenta de Twitter, en donde encontrarás su forma de vivir la #maternidadcomprometida
4 comentarios:
al lado de una botella de vino, no podes piba NO PODES!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ajjajajaj
Nancy! que historia! eres un gran mujer y por supuesto una gran madre! me haz sacado las lagrimas! tienes un angelito en el cielos y otros a tu lado que seguro te llenan la vida de felicidad! que gusto conocerte! un abrazo!
Hermosa gracias por compartirnos un poco mas de ti. Cuanta fortaleza!!! Dios te bendiga siempre a ti y tu hermosa familia... te mando un beso y un abrazo
Estás en el momento que miras atrás diciendo valió la pena mi esfuerzo, cuando tienes quien te recompense y se esfuerse por ti y contigo... que supongo nada sana el dolor de perder una hija, pero que el dolor es llevadero sabiendo que no estás sola
Un abrazo =)
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