El 31 de marzo se conmemora el día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, suscrito en 1949. Posteriormente, en 1996, la Asamblea General decidió que este 2 de diciembre día se designara como el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.
En la actualidad la esclavitud y la servidumbre siguen siendo bastante frecuentes, aunque se haga referencia a estas prácticas utilizando habitualmente los términos de mano de obra garantizada, trabajo forzoso, o en sus prácticas más extremas que se presentan bajo la forma del trabajo infantil y el tráfico de personas, donde las principales víctimas son los niños y las mujeres que sirven para abastecer las redes de prostitución y el trabajo en el servicio doméstico.
Cada año millones de personas, la mayoría mujeres y niños, son engañadas, vendidas, coaccionadas o sometidas de alguna manera a situaciones de explotación de las cuales no pueden escapar. Constituyen la mercancía de una industria mundial que mueve miles de millones de dólares y que está dominada por grupos de delincuentes muy bien organizados que operan con impunidad.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), millones de jóvenes se encuentran en condiciones cercanas a la esclavitud como víctimas de trabajo forzado o en régimen de servidumbre, un 73% de estos jóvenes –alrededor de 180 millones- desempeñan las peores formas de trabajo infantil, entre ellas la prostitución, el trabajo esclavizado y el trabajo peligroso. Además, las cifras indican también que la esclavitud no ha desaparecido, ya que alrededor de 5,7 millones de jóvenes se encuentran en una situación de servidumbre o se ven obligados a trabajar.
"Recojo café con mi mamá y mi papá. Me levanto a las cinco y me voy con ellos. Preferiría ir a la escuela porque aprendo más", dice Adrián. Su amiga Alba, que también tiene seis años, está de acuerdo. "Recoger café es un poco aburrido. Me canso y las serpientes pueden morderme", dice.
"Me parece que si esas familias tuvieran más recursos no recurrirían al trabajo infantil", dice la maestra de Adrián, Celia Barquero. Pero la escuela también depende de la cosecha. "Todos los años, llevamos a los niños a recoger café durante tres días, y con el producto de ese trabajo podemos comprar un televisor y un vídeo para la escuela", explica.
Pasaron 61 años y aún hoy día seguimos viendo y conviviendo con esto. Mi marido me dice siempre en tono de broma que soy conspiranoica, porque siempre le vea la quinta pata al gato o ¿será que tengo mucha imaginación? La cuestión es que en este caso no voy a sacar ninguna conclusión apresurada pero es evidente que algo está fallando a pesar de los tratados y convenios existentes, ¿qué es? Pues no se o tal vez si. Tal vez si se toma al toro por las astas y se hace un trabajo duro, parejo y constante y en equipo se podría erradicar este veneno de la faz de la tierra.
Información tomada desde │Wikipedia
Fragmentos extraídos desde │ La ONU trabaja para una labor justa
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