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jueves, 17 de septiembre de 2009

Vacaciones por ¿Trabajo? La Quinceañera

La fiesta de Quinceañera es una celebración arraigada en países de Centro y Sudamérica, que simboliza la transición de niña a mujer y sirve como manera de consagrar la madurez de la debutante. Estas fiestas son, por lo general, suntuosos eventos que se asemejan mucho a los festejos de un matrimonio e incluyen conjuntos musicales, muchos invitados, vistosos pasteles, elaborados centros de mesa, elegantes vestidos y mucho más. Las fiestas de quinceañera cuentan con un sin número de tradiciones y para aquellos hispanos que residen fuera de su país de origen, es una forma de preservar su herencia cultural.

Hola a todos después de tanto tiempo. Extraño horrores escribir y recibir noticias suyas, pero por razones de fuerza mayor no he podido, ni podré estar por aquí full time hasta el 12 de octubre.
Esto ocurre porque a mi hija, que debía nacer un 23 de octubre, se le antojó nacer un 23 de septiembre, exactamente un mes antes. Lo mismo Germán, que debería haber nacido el 11 de noviembre, pues no, si mi hermana nació un mes antes, yo lo haré dos. Así fue como el 28 de septiembre ya estábamos viéndonos a la cara.
Algunos pensarán, matás dos pájaros de un tiro. Yo digo, mucho trabajo al mismo tiempo.

Así que en la tarea de organizar los cumpleaños de los niños me encuentro. Pero lo difícil es por la diferencia de edades, pues la niña cumple sus 15 y el muchachito los 2. Invitaciones, souvenirs, el lugar para la fiesta, la comida, la ropa, el vestido, las cintitas para las niñas, las tortas, la decoración, revistas de manualidades, tarjetería, tutoriales de Photoshop, sitios y más sitios de decoración en la web, son algunas de las cosas que me tienen ocupada hoy por hoy.
El fin de semana recorrimos con Karen el centro comercial a cielo abierto de Once, una zona con gran cantidad de comercios (mayoristas y minoristas) y agrupados por rubros,
en busca de los elementos necesarios para los souvenirs de ella y el hermanito. También nos pusimos en contacto con la persona que estará encargada de realizar las invitaciones para elegir los motivos de ambos.

Tarjeta elegida por Karen, con la orientación de Valeria, de Cukero

Tarjeta elegida por mi para Germán (opción 1). Los diseños son de Valeria.

Organizar un cumpleaños no es cosa fácil, mucho menos uno de 15. En todos mis años de madre sufrí el karma de los rompebolas en tiempos de cumpleaños. Siempre había un problema con la fecha elegida, la hora, la torta, la comida o cualquier cosa relacionada. Ahora el problema fue que "quedaba lejos", a mi nadie jamás me preguntó si me quedaba lejos, si no me complicaba con la hora o si tenía plata, siempre fui con mis hijas para cualquier lado, pese a que me quedara para el cul... el lugar y tal vez el llegar hasta ahí. Nadie me preguntó si las chicas tenía que estudiar o ir a la escuela temprano, la hora y el día era el puesto y san se acabó. Entonces, así hice esta vez. Como de primera mano el lugar elegido era lejos y un poco complicado, incluso para nosotros, busqué otra opción. Elegí el lugar, el día, la hora y señé y chau, ya está hecho, ahora que chillen y si no quieren ir, que no vayan.

Lo que se estila para una fiesta de 15 son salones decorados de punta en blanco, los sillones, cortinados y manteles en composé, con las luces, el disck jockey y bla, bla, bla, el vestido blanco de ensueño, el vestido y traje de gala de los padres, la ceremonia de las velas, el carnaval carioca, el fotógrafo, el del video, y más bla, bla, bla. Es una fortuna y a nosotros no nos da el cuero para tanto, así que ¿Por qué no una fiesta en una confitería con pista de patinaje sobre hielo?
Nos olvidamos de muchísimos detalles, que incluso estilándose en las tradicionales fiestas de 15, no son parte de nuestra cultura. Por ejemplo, en la ceremonia de las velas.

La ceremonia de las velas, también conocida como la ceremonia del “árbol de la vida”
Consiste en que la cumpleañera invite a las 15 personas con las cuales ha compartido momentos muy importantes de su vida (amigas, amigos, parientes, hermanos y padres), para que cada una de los elegidos encienda una vela y pida un deseo para ella (generalmente el deseo se pide en silencio) .
Luego la cumpleañera le dedica una frase a cada una de las personas elegidas. Las 15 velas simbolizan los 15 años vividos, y la persona por haber compartido un momento especial en algún momento de esos 15 años. Ahora, ustedes ¿Se imaginan a una adolescente expresando sus sentimientos?, es algo que tendría que ser dicho con el corazón y yo me imagino a estas niñas frente a la tía solterona y de buena posición (la de los regalos caros) diciéndole cuanto la quiere y disfruta de su compañía, cuando en realidad está pensando en el próximo celular última generación piensa conseguir de su tía. A esta ceremonia se la tiene como un momento lacrimógeno, para mi lo único que quedará es el olor a vela quemada.

El momento del vals
Así sean 50, 100, 150 o la cantidad que sean de invitados, ninguno sabrá bailar el vals. Los recuerdos imborrables de este momento serán:
La cara de la quinceañera al ver la interminable cola de hombres que esperan para hacer los tres pasos obligados y congelarse para la foto.
Los empujones entre los amiguitos para ver quien pasa primero.
El momento en que baila con la nena el noviecito, con los gritos de los compañeros de fondo: “cuidado con tu suegroooo”
Los pisotones sobre los zapatos blancos de la quinceañera.
La madre haciendo cuentas mentales de cuento le saldrá mandar el vestido a la modista para coser los enganches por los pisotones y el posterior paso por la tintorería. Uf, hay que seguir gastando.

Tirar de la cintas y soplar la vela

Advertencia:
Prohibanle el ingreso a la abuela, que no puede evitar en cada cumpleaños de sus nietos, colocar esa espantosa bengala al momento de soplar las velas.

No se sabe por qué, pero las jóvenes se matan por tomar las cintas de la torta, si son todas iguales por fuera. A la cuenta de tres, todas tirarán de su cinta y en un 60% de los casos junto con la sorpresa atada al otro extremo de la cinta, saldrá con una porción del pastel.

El carnaval carioca
Este es otro de los momentos memorables de la noche. Todos se van a pelear por agarrar las maracas con forma de garrote, zanahoria, choclo, martillo, en fin, todo lo que sirva de para dar de golpes a los amigos. Lo que nos dejará a los ancianos de la fiesta con ridículos gorros, guirnaldas y soplando cornetas.
Llegando al final de la parranda podremos ver como todas las mujeres se mataran por llevarse el centro de mesa de su mesa. Los niños juntando papel el picado del suelo, todo pisoteado y arrojándolo sobre sus cabezas. Los padres llevándose hasta la última miga de la comida que sobro, ya que con lo que gastaron en una noche hubieran comido el mes entrante. A la quinceañera en patas y con ampollas en sus pies y a la abuela durmiendo en el silloncito del rincón.
Para evitar todo eso, nosotros decidimos realizar una modesta reunión en una confitería con pista de patinaje sobre hielo, a la que no sólo lanzaremos a las adolescentes, sino también a los tíos, abuelos y primos.
Cámara en mano retrataré cada momento para mostrárselos. Palabra.



Llamado a la solidaridad:
Al momento de escribir esta nota, recibí un llamado de la "abuela de las bengalas" quien vuelve al ataque pareciendo no haber entendido el concepto de "cumpleaños sencillo en una pista de patinaje". En esta oportunidad, ataca con el tipo de ropa que quiere que luzca su nieta.

N. de la R. 1: Antes de despedirme quiero decirles que, sólo para fastidiar a Karen, he decidido hacer la ceremonia de las velas.

N. de la R. 2: A todos aquellos que llegan hasta aquí, les pido disculpas por no actualizar el sitio como estaban acostumbrados. A todos aquellos a los que leo, los extraño horrores. Trataré luego de ponerme al corriente con sus publicaciones y dejar mis saludos. A los chicas de Mamasybebes.net, volveré y seré otro rango. A todos muchos cariños, un fuerte abrazo y espero sepan comprender mi ausencia. ¡Hasta pronto!




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Los hijos crecen

Que distinta viví mi maternidad a los veintitantos, cuando nacieron Karen y Mika, que a los 3... -el pico no les importa- con Germán. Yo se, que para muchos padres lo que digo no es nada nuevo, pero espérense un tantito, dejen que les cuente.

Esto no lo digo por por los cambios físicos, ni las complicaciones en el embarazo o el parto, ni por nada de lo que estén pensando.
En ese entonces yo trabajaba fuera de casa y las chicas se quedaban al cuidado de la abuela o bisabuela, con quien vivíamos. Yo no tenía problemas con eso, confiaba en el cuidado que les daban, además, pasaban parte del día en el jardín de infantes, en donde se divertían en grande. Lo que quiero decir es, que cuando salía de la casa, lo hacía sin sentir culpa, ojo, me hubiera encantado estar más tiempo con ellas, para jugar o ayudarlas con sus tareas.

Con Germán todo eso no sucedío. Cuando decidimos con Maty formar una familia, me tomé un descanso para pasar un tiempo con las chicas. Un descanso hasta el día de hoy y del cual no me arrepiento.
Pero otra vez me fui por las ramas. La cuestión es que este post comenzó a darme vueltas por la cabeza el domingo pasado, día en que Germán tuvo su primer salida con la abuela, sin mamá o papá.
Que digo miedo, tenía pánico. ¿Y la angustia? Mientras Germán estaba en el teatro viendo "Un Hipo desafinado", papá y mamá estabamos matando las penas y cubriendo nuestra angustia oral en Guerrín, pizzería tradicional de Buenos Aires.




Germán la pasó genial y estaba encantadísmo con la obra, la música y los títeres, pero yo sentí como si me hubiesen sacado una parte de mi.




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