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domingo, 18 de abril de 2010

Valores: La amabilidad

amabilidad.
(Del lat. amabilĭtas, -ātis).
1. f. Cualidad de amable.
2. f. Acción amable.

amable.
(Del lat. amabĭlis).
1. adj. Digno de ser amado.
2. adj. Afable, complaciente, afectuoso.

Real Academia Española

La amabilidad es una de las virtudes que las mujeres esperamos encontrar en un caballero cuando acudimos a una cita. Por ejemplo, esperamos que nos abran la puerta del vehículo y la cierren luego de subir y viceversa; esperamos que nos cedan el paso al entrar a algún sitio, que nos den la mano al bajar de un vehículo y tantas cosas más.
¿Y nosotras cómo somos? ¿Somos amables?
Creo que no. Esto lo podemos comprobar cuando viajamos en un transporte público y sube una mujer embarazada, una anciana con bastón o una madre con un bebé en brazos. Pues, ninguna de las mujeres del vehículo recuerdan cuando estuvieron embarazas y también necesitaron que les cedan el asiento, parece que no tienen abuelas o madres y mucho menos recuerdan el miedo a caerse que les daba a ellas cuando viajaban con sus niños pequeños. Seguramente pensarán para sus adentros: ¡A mi nadie me dió el asiento cuando lo necesité”.
¿Saben que es lo peor? Que los ejemplos dados por estos adultos son vistos por los niños desde pequeños.



Pero ¿Cuál es la edad adecuada para enseñar a los pequeños un valor como la amabilidad?
Si nos ponemos a estudiar atentamente a los jóvenes de hoy, pareciera que la amabilidad quedó en desuso. Por favor, si alguien de ustedes escuchó a un par de adolescentes pedirse las cosas usando los térmisno “por favor” y “gracias”, hágannoslo saber. Esto nos hace llegar a la conclusión que hay que empezar a enseñarle a nuestros hijos de más pequeños, antes que entren en la pubertad.
Este post surgió hace apenas unos días, cuando mi hijo menor – que por lo menos usa el gracias - tuvo una de sus ocurrencias.

Resulta que estaba yo, cortando cebolla en la cocina así que a esta escena súmenle las lágrimas y los improperios hacia la cebolla.
Bueno en esa escena se aparece Germancito (2 años y 6 meses) y me dice:
- ¿Esecita ago má?
(Traducción: ¿Necesitás algo má?

Para serles sinceras, me dejó en una pieza. Lo único que atiné a pedirle fue un beso.

Como madre, estas cosas te ponen a pensar y una se dice “caramba”, cuanto orgullo, estoy haciendo bien las cosas. Porque nosotros, mamá y papá, somos los que tenemos en nuestras manos la educación de nuestros hijos y el resultado dependerá de cómo lo hagamos. Ellos no nacen con la amabilidad sino más bien absorven el comportamiento de los adultos con los que conviven. Serán amables, cariñosos, gentiles, graciosos, afectuosos en la medida en que los adultos lo sean.

Resulta que a los diez minutos de haberme sorprendido con su anterior ocurrencia lo pezco metiendo los dedos en el botón del la lectora de cd´s de la computadora y le reto diciendo que no debe tocar eso porque se rompe. Solo le llevo menos de treinta segundos el contestarme un: “Lale, po favo” (Dale, por favor).
Aquí si me dejó perpleja, el mocoso hasta para hacer de las suyas tiene “Valores”. El valor de la amabilidad.

La amabilidad tiene que ver con las buenas maneras, en hacer y decir cosas agradables.
Hace tiempo que intentamos enseñarle a Germán el “por favor” y hoy lo usó solito, claro que para propósitos non santos.


Una manera de ser amable es colaborar con las tareas hogareñas.
De compras con papá.

La amabilidad también se relaciona con otros valores importantísimos:

  • El agradecimiento
  • La sensibilidad
  • La compasión
  • La paciencia
  • La amistad
  • El respeto
  • La gratitud
  • La generosidad
  • La diligencia
  • La cordialidad
  • La solidaridad
  • La tolerancia
  • La comprensión

Los hijos también nos dan lecciones

Hace poco Germán se calzó las zapatillas de Maty y dijo “Soy Papá”, entonces Maty le dice, bueno, yo soy el nene Germán. A partir de ahí se armó un pequeño juego de roles y se dio este diálogo:

Mamá: Hola amor
Germán: Hola amor, fui a baco a tabajo a buca moeda a baco (fui a trabajar y al banco a buscar monedas) y me da un piquito como hace el papá cuando llega de la calle.
Maty: Hola pa y le da un beso.

Germán con este juego de roles nos demostró que presta muchísima atención a todo aquello que hacemos, él sabe que mamá y papá se saludan con un beso y que se cuentan lo realizado por cada uno en el día y es lo que el hizo cuando se puso en lugar del papi.

Algo más que podemos hacer para ayudar a nuestro hijo a ser amable es no darle las cosas que desea por el solo hecho de haberlo pedido. Debemos enseñarle a decir “por favor” y “gracias” y de a poco irá adquiriendo la costumbre.


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Germán colaborando a la hora de preparar la cena.



"Educad a los niños y no será
necesario castigar a los
hombres."

Homero



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Haciendo mate a mamá y papá.




1 comentarios:

Viviana dijo...

nada como predicar con el ejemplo aunq suene trillado