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miércoles, 17 de junio de 2009

El duelo


Sábado 16 de junio de 2007.-
Era un día de sol, pero frío. Con Maty y las chicas nos abrigamos y partimos hacia el colegio donde ibamos a pasar una jornada de deporte en familia. Pero como en los sueños en donde todo pasa de manera confusa y rápido. En un momento Mika juega sonriente frente a mi y al otro cae desvanecida a mis pies y en menos de una hora el médico de la guardia del hospital nos dice “Prepárense para lo peor”. Y lo peor pasó.
En este post voy a hablar de un dolor muy especial, el dolor que siente un padre ante la muerte de su hijo. La pérdida de esa personita a la cual le elegimos el nombre antes de saber el sexo, a la que imaginamos dentro de una ropita que compraremos porque no nos podremos resistir. Y probablemente armemos su cuarto, en colores neutros, ni bien nos enteramos de su existencia.
El motivo de este post es poder compartir con las personas que estén pasando por esta situación o que hayan pasado lo que pase yo hace dos años, cuando murió mi hija Micaela, de 10 años. No soy psicóloga ni he ido a ninguno, sólo con la ayuda de mi familia y mucha voluntad he salido adelante, aunque no voy a negar que ha sido duro en muchas ocasiones. Pero también estaban mi hija Karen y Germán en camino, por los que debía seguir adelante, y Matías sin el cual no hubiera podido hacerlo. Pero...que difícil que es, que crueldad tan grande que te quiten un hijo de esta manera. No importa cuantos más hijos tengas, ese, ese que te acaban de arrancar será irremplazable.



¿Por qué mi hijo? ¿Por qué a mi? Estas preguntas, aunque nos las hacemos todos los padres que pasamos por eso, no tienen respuesta y nos conducen inevitablemente a un callejón sin salida. La muerte de un hijo no puede entenderse desde la razón

En ningún tiempo o cultura los padres estuvieron o estarán preparados para enfrentar la muerte de un hijo, y no importa la edad que tenga.
En esos días, para mi, pensar en seguir adelante, seguir viviendo era algo inimaginable.
No quería comer, no podía dormir o salir a la calle si no era con medicación que me ayudaran con los ataques de pánico. La medicación siempre bajo la supervización médica del obstetra que me controlaba el embarazo de Germán.
En cada cumpleaños, aniversario de muerte, fiestas navideñas o en días que recuerdo algún momento vivido, veo una foto, y la extraño, quisiera abrazarla, acariciar su pelo. Son días en donde el dolor se hace presente y siento una pena enorme. Lloro mucho, me enojo, peleo con Maty y así busco la forma de desahogarme, que no siempre es la mejor forma.
Pero la cuestión es que nunca podremos olvidar la muerte de un hijo sino que debemos aprender a convivir con eso.




El duelo
La perdida de un ser querido es un proceso difícil al que los psicólogos denominan Proceso de duelo.
Para muchos en duelo es un periodo que sirve para olvidar, para otros lamentarse eternamente y en soledad. En el duelo el dolor biológico, psicológico, social, familiar y espiritual.
Este dolor o angustia no se sabe cuanto puede durar, dependerá de cada persona, de cuanto tiempo le lleve pensar en el hijo fallecido sin dolor intenso y se recupera el interés por salir adelante.
En esta etapa habrá que ser tolerantes con nuestra pareja e hijos ya que no todos manejamos los mismos tiempos cuando de sentimientos y emociones se trata.
Según varios autores de libros sobre el duelo piensan que el duelo se desarrolla en 5 etapas, que aunque reciben diferentes nombres según el autor, tienen las mismas características:


1ª etapa: Impacto y Negación
En esta etapa uno se siente confuso, incrédulo, se tienen oleadas de angustia aguda. Físicamente se podrán sentir temblores, palpitaciones, mareos y debilidad muscular. No crees que pueda ser verdad. Piensas que es un horrible sueño. Necesitas tiempo.


2ª etapa: Conciencia de la perdida (desorganización)
A medida que los síntomas y reacciones iniciales gradualmente pierden su intensidad y la persona acepta intelectualmente la nueva situación, comienza la segunda etapa.
Los síntomas comunes son la agresividad, impotencia, frustración, problemas para conciliar el sueño, miedos y hasta sentir la presencia de nuestro hijo.
También surge el sentimiento de “culpa”: “Si hubiera hecho tal cosa tal vez estaría vivo”.
Aún hoy me sigo preguntando que hubiera sido si en vez de ir a esta jornada de deporte y me hubiera quedado en casa Mika no estaría viva. O si en vez de mudarnos de casa de su bisabuela a la que ella tanto quería no hubiera sido distinta la historia. Siento que tal vez le rompí el corazón al separarla de quien tanto amor le dio.


3ª etapa: Conservación, retraimiento
En esta etapa se experimenta aislamiento, impaciencia, fatiga y debilidad, repaso obsesivo, apoyo social disminuido, necesidad de sueño, desesperación, desamparo, impotencia.
Yo sentía que en casa sola estaba mejor. Pasé de ser una persona que le gustaba salir, caminar, pasear a ni siquiera salir para realizar las compras.


4ª etapa: Cicatrización o reacomodo
En esta etapa se trata de retomar el control de la propia vida y de forma gradual. No crean que de la noche a la mañana se vuelven a realizar todas las actividades que antes hacíamos, hay que ir despacito, hay que tenerse paciencia.


5ª etapa: Recuperación y sanación
Según los especialistas en esta etapa retomamos el control sobre la vida. Además dicen que para llegar a esta es importante vivir a fondo las cuatro primeras etapas.
Sinceramente no se si yo he llegado a esta quinta etapa y si lo hice cuándo fue.
Me da la impresión que todavía sigo en la 4° y muchas veces tengo días o semanas que pareciera dar varios pasos para atrás.



¿Muerte de un hijo = Divorcio?
Algunas parejas no pueden sobrellevar el dolor, tal vez comiencen a culparse entre ellos o no entiendan la manera de llevar el duelo del otro. No todo mundo llora o grita o manifiesta sus sentimientos abiertamente y deciden terminar con su matrimonio. Pero no siempre se da así.
En nuestro caso nos unimos aún más, y pudimos salir adelante por el amor que nos tenemos. Y porque Maty es un santo que aguanta mis cambios de humor, mis ganas de llorar o gritar. Esas son formar de liberar la rabia para llevar a cabo un duelo sano y que no hay que reprimir, el problema es cuando lo hacemos de manera repentina y nuestra pareja no sabe que nos pasa. Recuerdo que un día estaba llorando con una foto de Mika y que tiene un marco de madera, y en un ataque de bronca lo tiré contra una puerta. Esta creo que fue la única vez en la que me enojé con ella por haberme dejado.
Pero se nos hizo realmente difícil con Karen, porque nunca exteriorizó sus sentimientos, se cerraba a todo tipo de comunicación y cada vez que encarábamos una charla terminábamos discutiendo o ella diciéndonos a todo que hagamos lo que a nosotros nos parecía.
Por suerte ella encontró en sus amigas los oídos y hombros que necesitaba y quizo volver a clases una semana después. Por eso la pareja debe fortalecerse, para poder sobrellevar también estas situaciones.
Pero aquellas mujeres que pasamos por algo tan doloroso como la pérdida de un hijo podemos llegar a la sobreprotección de los otros hijos o del marido. ¿Cómo es esto? Nos preocupamos en exceso por cinco minutos de retraso ante cualquier situación, vuelta de colegio, del trabajo, salidas. Yo puede hallar un poco de tranquilidad cuando mi hija y mi marido comenzaron a manejarse con teléfonos móviles.
Además por las noches o en horas de la siesta tengo la necesidad de ver que mi chiquito respira. Cierta vez me descompuse al verlo dormir con los ojos abiertos, a mi se me representó otra situación.
En estos casos mucha paciencia y mucho amor son la clave para superar.




¿Qué pasa cuándo hay más hijos?
En estos momentos ellos van a necesitar más que nunca de nosotros, pero no para llenarlos de reproches y corregirles cada error que cometan. En este momento necesitan mimos, abrazos de oso y escuchar que los queremos. Dejar que se equivoquen y que aprendan de sus errores.
Esto pasó cuando Karen hacía el ingreso a 1° año de secundaria y por más que le estábamos detrás diciéndole que estudie ella ponía excusas, decía que aún tenía tiempo de sobra para hacerlo o que ya había estudiado. Cuando venía el boletín de calificaciones era más que evidente lo que sucedía. Resultado, repitió el año. Pero como decíamos antes, hay que dejar que aprendan de sus errores, y este año todo cambió.

Para aquellos que no pasaron por este dolor pero quieren ayudar a alguien que lo está pasando les puede servir el reconocer en la persona el tipo de duelo que este este llevando.



Llorar: es humano y es una reacción normal ante la muerte de un ser amado.
Hablar: es una forma de desahogarse y compartir nuestros sentimientos y nuestros estados de animo. Si necesitas ayuda dícelo a tu familia o amigos de manera clara y específica. Ellos quieren ayudar, pero no saben como hacerlo. Si necesitas que alguien te escuche, dilo. Hacéles saber que está bien que hablen de tu hijo y que lo hagan por su nombre para poder compartir recuerdos. Mantener la comunicación con la pareja y los hijos.
Escribir: es otra manera de desahogarnos. Yo por ejemplo llevo adelante un blog que en muchas ocasiones es mi cable a tierra.
Respetar los tiempos: Se debe evitar la crítica ante el dolor de nuestra pareja.
Orientación o consejo: Consultar a un profesional para recibir orientación y consejo si lo necesitas. Conversar con otros padres o acercarse a un grupo de ayuda puede aliviar en gran medida nuestro dolor, al escuchar a otros padres en la misma situación.
Evitar tomar decisiones importantes: Aplazar las decisiones importantes como cambiar de casa, vender las cosas o cambiar de trabajo. Desarmar la habitación, regalar la ropa. Tómate tu tiempo para hacer lo que tengas que hacer con las pertenencias de tu hijo. No le permitas a nadie que te apuren o que se hagan cargo ellos. No hay ningún apuro. Yo por ejemplo regalé toda la ropa, doné sus libros y dejé que Karen se quedara con lo que quisiera. No evite o trate de minimizar sus sentimientos tomando drogas o alcohol. Las drogas pueden detener o dilatar el necesario proceso del dolor. Aprenda a trabajar sobre el sufrimiento y no a tratar de enmascararlo.
Cuídate físicamente. El sufrimiento produce un estrés terrible en su cuerpo, no deje de comer.

A partir del segundo año es probable que el duelo entre en una nueva fase mucho más llevadera, pero todavía se sufren altibajos; algunos días se está bien, pero a estos les siguen otros en los que se vuelve a decaer, se padecen crisis de ansiedad y retrocesos y se vive todavía a un ritmo distinto al de los demás, como si se estuviera desconectado o al margen de la realidad social.


Las frases que si pueden decirles a los padres
1.No podrán sacarles el dolor pero si pueden acompañarlos y no dejarlos solos
2. Demuestren que los quieren , y que están dispuestos a acompañarlos
3. Nombren al niño por su nombre los padres eso les gusta escuchas su nombre
4 .Los dos padres sufren igual, trátenlos igual tanto a madres y padres
5. Estén dispuestos a ayudarlos en las tareas del hogar o encargarse de los otros niños
6. No juzguen por los cambios de humor repentinos , es común que los tengan
7. Presten atención cuando ellos quieran hablar de su hijo , no eviten la conversación
8. Si se da digan las cualidades que ese niño tenía les es agradable escuchas que hablan de su hijo y que lo recuerdan, con tanto cariño.
9. Invítenlos a salir, pero consideren que repentinamente , no quieran, discúlpenlos, y entiendan, lo mejor decirles "Bueno otro día salimos igual nos quedamos en casa"
10. También encuentre el nivel entre quedarse y dejarlos también un poco solos en familia, pero recuerden que ellos los van a estar esperando, al principio no saben estar mucho rato solos.
11. Busquen información del duelo y literatura de como ayudarlos , leyendo e informándose , es muy útil, sabrán como manejarse con estos papás.




Las frases que no pueden decirles a los padres
1.Entiendan que no hay edad para sufrir la perdida de un hijo tanto 1 día como 10 años y 20 son iguales para los papás.
2. No les tengan miedo a esos papas, no es contagioso los que les pasó , abrásenlos es importante el contacto físico, demuestren que los quieren
3. No los eviten, por no saber que decir, no traten de cambiar la conversación .
4.No presionen , porque el duelo lleva mucho tiempo
5. No los apuren ni presionen porque estas heridas con muy difíciles de cicatrizar
6.Eviten darles alcohol ni drogas.
7.Si no los van a escuchas eviten preguntar como están
8.Nunca les digan que hay que encontrar el lado positivo.
9. Otra frase que han inventado, ." ya cumplió su misión en esta vida
10.No digan de inmediato a lo sucedido , que tienen otros hijos , en esos momentos solo piensan en el que perdieron. No se imaginan cuantos te dirán esto y a mi me sigue cayendo como una patada en el hígado.
11.Eviten decir , ahora esta en el cielo" , por lo menos era muy chiquito" estará en una estrella", Dios lo necesitaba en el cielo " Pronto te reencontrarás con él" Esto no es fin del mundo" Sigue con tu vida " Ya vas a tener otros hijos" No llores se valiente". Parece increíble, pero algunas persona me han dicho alguna de estas frases. Que cínicos, no tienen ni idea lo que es perder un hijo ¿cómo pueden decir esto? Es como decirte, no te preocupes perdiste uno pero te quedan un para aún.
12. No encuentren el lado positivo porque no lo tiene
13. No digan "ya hace un año debes de estar mejor, cuando vas a dejar de estar siempre triste"

Información extraída de los siguientes sitios:
Duelo psicológico - Wikipedia
La muerte y el duelo – Kids Healh
Etapas del duelo – Renacer Buenos Aires


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1 comentarios:

Viviana dijo...

ya te lo dije otra veces, cuando te leo sobre Mica, me dan ganas de tirarme al piso y llorar, o arrodillarme y pedir justicia, que se yo...